De todos los tipos de animaciones que existen actualmente, el anime es uno de los más versátiles porque suele abordar una amplia variedad de temáticas, es por eso que hoy les traigo mi opinión de una película que profundiza en temas muy serios como es el acoso escolar, la depresión o el aislamiento social, me refiero a Una voz silenciosa.

La historia de A Silence voice se centra en Shouya Ishida, un joven que de niño era el típico chico que molestaba a sus compañeros durante sus años de primaria, Shouya se dedico a hostigar a una niña de nuevo ingreso llamada Shouko Nishimiya, la cual padece de sordera. Sin embargo después de tantas agresiones la madre de la pequeña opto por cambiar a su hija de escuela, este suceso afecto directamente a Shouya, ya que comenzó a ser ignorado para convertirse en el nuevo blanco de burlas y bromas de sus compañeros. Pasaron los años y después de sufrir el rechazo de quienes alguna vez considero sus amigos, Shouya por cuestiones del destino se reencuentra Shouko Nishimiya. Pero ahora este muchacho intentara enmendar su pasado para pedirle esa disculpa, que él sabe que debió ofrecerle cuando eran niños.

Una voz silenciosa aborda una problemática muy común de la actualidad y me refiero al Bullying, pero lo hace de una manera en lo que nos muestra las diferentes caras de la situación, dejándonos ver más allá para identificarnos con sus protagonistas. Además cuenta con una cantidad de elementos que acompañan a toda la obra de principio a fin, desde el manejo de los escenarios, la fluidez, la composición y dirección de arte, así como también una buena banda sonora adecuada para cada escena y otros aspectos técnicos, que la convierten en una de las películas más verosímiles y empáticas de la animación japonesa de los últimos años.

La manera en la que se maneja la trama es sin duda uno de sus puntos más fuertes, comparada con otras grandes producciones que intentan enfatizar en el lado dramático y las consecuencias del acoso escolar. La cinta tiene un equilibrio para mantener siempre un perfil maduro y verosímil, en el que no se abusa de la tragedia ya que hace contrapeso con momentos alegres y cómicos, alternándolos para conmoverte y hacerte reflexionar sobre la vida.

Más que centrarse en el acoso escolar, se muestra como un medio en el que se pueden abordar problemáticas muy importantes, desde el rechazo social que sufren las víctimas y victimarios, así como los sentimientos de culpa, auto aceptación, estima, retención, orgullo y amor durante las poco más de dos horas de duración de este hermoso largometraje, para dejarte una valiosa enseñanza.

Uno de los aspectos mejor acertados es su elenco de personajes, los cuales son variados y tienen peso de una u otra forma para afectar y complementar la trama, ya que a pesar de que Shouya y Shouko son el eje central de este relato, los personajes secundarios así como sus intervenciones nunca se perciben forzadas o fuera de lugar, cosa que generalmente sucede en este tipo de historias. Ese complemento que aportan los demás personajes a la historia, consigue generar un sentimiento de empatía con el espectador para lograr identificarte con muchos de ellos.

En cuanto a su apartado artístico, me parece que es uno de los aspectos donde destaca enormemente la película, mostrando una animación dinámica, preciosa y cuidada hasta el más mínimo detalle. Asimismo recurre a determinados simbolismos que vuelven aun más metafórica y entendible su extraordinaria presentación.

Otro de los aspectos que refuerzan la narrativa es su apartado sonoro y musical, incluso los silencios y la música juegan un papel muy importante dentro de la trama, esto se debe a que varias de sus secuencias y escenas careen de diálogo o recurren a un uso moderado de estos. La película utiliza de manera notable los sonidos para enfatizar en esas emociones que sienten los personajes, al interactuar entre ellos más que en ambientar convirtiéndolo un excelente recurso para expresar las ideas de nuestros personajes.

Ahora no todo es perfecto, ya que la película si llegar a caer en algunos clichés propios de cualquier animación japonesa, por lo tanto a veces quebrantan un poco el buen ritmo y tono de su narrativa, por ejemplo aquí se hacen presentes los típicos personajes con actitudes indiferentes o inexpresivos, generalmente callados y que muestran dificultad para entender sentimientos o expresarlos, debido a esto resulta inevitable pensar que ya has visto algunas de estas situación en otras animaciones japonesas.

En conclusión, A Silence voice es una película hermosa en muchos sentidos, por un lado su historia es una de las más conmovedoras que haya visto durante años recientes en este tipo de largometrajes, aborda de una manera muy humanizada temas que nos permiten conocer los múltiples lados, de un problema predominante como es el acoso escolar. Por otro su espectacular apartado visual combinado con su fabuloso apartado sonoro, la convierten en una producción fascinante que refleja el mundo contemporáneo, a través de la fragilidad y soledad del día a día de nuestro imperfecto mundo, en la que los seres afligidos y necesitados no tienen voz, de verdad me parece una película animada que vale la pena ver.