Hace unos días pude ver en DVD un filme que llamó mi atención por su título en español: El niño que domó al viento, aunque confieso que me gustan más dos de las opciones de traducción de su título original en inglés (The Boy Who Harnessed the Wind) que me da DeepL: El niño que aprovechó el viento o El niño que encauzó el viento. Me resultan menos pretenciosas y apropiadas, pues el viento no creo que jamás pueda ser “domado”.

El filme es de fecha relativamente reciente: 2019, de producción británica. La dirección es del conocido actor británico Chiwetel Ejiofor, quien también tiene actuación principal en el filme y fue el autor del guión, que está basado en el libro de título homónimo del ingeniero africano William Kamkwamba, en coautoría con el periodista Bryan Mealer.

Vayamos por parte. El filme es una adaptación bastante fiel del libro autobiográfico de William Kamkwamba, que se publicara en 2013, escrito a partir de su experiencia cuando, siendo joven (15 años), en 2002, construyera un aerogenerador con elementos naturales y de reciclaje que permitiera, mediante la acción del viento, hacer surtir agua para afrontar la sequía, fructificar la tierra y así ayudar a sobrevivir a su familia. Más allá de ciertos detalles, es esa la historia que nos presenta el filme.

Chiwetel Ejiofor es un actor bastante conocido, que se catapultara definitivamente a la fama cinematográfica con el filme 12 años de esclavitud, ganador de tres Óscar, del director británico Stewe McQueen, donde asume el rol protagónico del personaje principal, Solomon Northup, de esta conmovedora realización antiesclavista y antirracista.

En El niño que domó al viento, Chiwetel Ejiofor interpreta el personaje de Trywell Kamkwamba, padre de William Kamkwamba, el niño en cuestión, quien es caracterizado con gran calidad actoral por Maxwell Simba.

Presentada arriba la historia contada por el libro, que coincide casi completamente con la del filme, puedo decir que este es un buen logro, recomendable no solo para público adulto, sino también para juvenil, es decir, de 15 años en adelante.

La historia es narrada con coherencia y mucho arreglo. Los hechos son sustentados con escenas y secuencias claras, logrando, incluso, un realismo de mucha fuerza emotiva en el espectador, aunque sin ninguna pretensión ruptural (de tiempo o espacio): es una narración convencional, líneal y sencilla. En este sentido, cumple su cometido. Somos cautivados, en general, por su drama, incluso con momentos de felicidad como espectadores, al ilusionarnos visualmente con la posibilidad de que las enormes carencias de nuestros pueblos pudieran ser resueltas con la acción de nuestra población juvenil.

Las actuaciones principales son de calidad, en mi apreciación, sostenidas en su interpretación de los caracteres de los personajes, donde resaltan las que corresponden al padre, el hijo y la esposa, Aïssa Maiga, una bella mujer, por cierto.

Nos ofrece una buena fotografía, destacando la iluminación de momentos significativos, la ambientación física y la magnífica banda sonora del compositor brasileño Antonio Pinto.

¡Muy buen filme! Grato, amable y educativo.

Aquí el trailer oficial: