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Hola amigos, bienvenidos a mi blog, hace poco vi con mis sobrinos Pinocho, dirigida por Robert Zemeckis, en donde se volvería a unir con uno de los actores que más admiro, Tom Hanks, una dupla que nos maravilló con las cintas como: Forrest Gump, Naufrago y El Expreso Polar, así que cuando se anunció que volverían a juntarse en este proyecto, me entusiasmo mucho ver las sorpresas que traerían con esta nueva adaptación de uno de los clásicos de cuentos infantiles más conocido y famoso de todos los tiempos. Disney ya había realizado otra adaptación, 1940, en dibujos animados y es la que todos o la mayoría de nosotros conocemos y vimos de niños.

Pinocho, de 1940, es muy diferente a esta nueva adaptación, con cambios muy marcados a la trama que vimos de niños y cuyo personaje nos enamoró con su inocencia, sus ocurrencias y su camino para convertirse en un niño de carne y hueso. Esta nueva versión, a pesar de contar con una talla de actores de renombres y con la calidad de su director, me decepciono mucho, entiendo que con la nueva era que vivimos y lo que es políticamente correcto o no, Disney ha cambiado sus políticas y no les gusta ahondar en detalles que puedan generar controversias en sus películas, pero con eso nos trae una historia carente de originalidad que ni siquiera llena las expectativas de quienes esperamos mucho más de esta nueva adaptación.

Donde vemos a un Tom Hanks en el papel de Geppeto, perdido y algo incomodo en su papel, en donde los efectos visuales se notan en la sincronización de las interacciones con Pinocho, solo por nombrar uno de los tantos problemas que se notan en la película. Una de las cosas maravillosas de Pinocho en su versión de 1940, es la moraleja que nos deja para ganarse el derecho de ser un niño de carne y hueso, lo que tuvo que transitar sus experiencias que lo hicieron crecer y darse cuenta de lo que es bueno o malo, es lo que hizo grande las cintas de Disney, aquellas con la que crecimos. Ahora estas nuevas versiones carecen de esa esencia y son una réplica pobre de lo que una vez fue una gran historia.

Una de las cosas salvables de esta película son que algunos momentos son buenos y se tomaron algunas libertades creativas que le dan un toque diferente por momentos, los efectos visuales entre los personajes donde no hay humanos son increíblemente grandiosos, la pared de relojes, los niños que se convierten en burros, hacen por momentos que nos olvidemos de lo malo y disfrutemos viéndolo, algunas escenas son memorables. Mis sobrinos disfrutaron esos momentos, pero cuando le pregunte al finalizar la cinta que les pareció, su respuesta fue tibia y me dijeron que preferían la versión de dibujos animados.

En mi opinión, me decepciono porque espere una gran película que me hiciera querer verla de nuevo con una sonrisa en el rostro, cosa que no paso. La película no es del todo mala, pero tuvo la oportunidad de ser algo grandioso para recordar con la calidad de su producción, director y actores, pero no se atrevieron y solo es una pobre adaptación de su predecesora, eso es triste.