Wakanda Forever (2022) review: How to keep the legacy alive.

It is difficult to ignore Wakanda Forever, the long-awaited sequel to Black Panther (2018) not only had the duty to continue one of the most passionate and refreshing stories within the monotonous MCU, but it would also serve as a kind of posthumous tribute to the legacy of Chadwick Boseman. With a good portion of the film already shot when he sadly passed away, the only way to keep this film going was to mutate it with intelligence and respect.

What's the result? Ryan Coogler gives us a complicated film, which contains multiple facets in its bowels, some brilliant and others too redundant for my taste.

On the one hand, I agree with the majority, Wakanda Forever managed to get by without its original protagonist, putting the secondary characters that inhabited the original film at the forefront, these characters used to be decent, but in Wakanda Forever they end up acquiring many layers of depth that are appreciated in a work that unexpectedly lost its most valuable asset.

Its main villain manages to find a perfect balance that pays tribute to the comic where it was created but at the same time adapts to this cinematic universe, a fascinating antagonist from a moral point of view, with clear motivations, a fantastic design, and enough screen time. so that we can connect with him.

The visual style is unique, it takes advantage of the most folkloric elements of its premise and mixes them with others that are a bit more contemporary, it is accompanied by an excellent soundtrack and, except for very specific moments, it has a wonderful rhythm.

On the negative side, they include a whole subplot that, while not negative, does not serve any purpose to the themes of a film that, if it were not for its existence, would be totally consistent.

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Wakanda Forever is a brave sequel, with a serious but passionate pace and a much more marked identity than anything else Marvel Studios had produced in recent years, it's worth it even if a good portion of its footage is unnecessary.

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Es difícil ignorar Wakanda Forever, la ansiada secuela a Black Panther (2018) no solo tenía el deber de continuar una de las historias más apasionadas y refrescantes dentro del monótono MCU, sino que aparte serviría como una suerte de homenaje póstumo al legado de Chadwick Boseman, con una buena porción del filme ya rodada cuando falleció lamentablemente, la única forma de salir adelante era mutando con inteligencia y respeto.

¿Cuál es el resultado? Ryan Coogler nos entrega un filme complicado, que contiene en sus entrañas múltiples facetas, unas brillantes y otras demasiado redundantes para mí gusto.

Por un lado coincido con la mayoría, Wakanda Forever logró salir adelante sin su protagonista original, poniendo en todo el frente a los personajes secundarios que habitaban el film original, estos personajes solían ser decentes, pero terminan adquiriendo muchísimas capas de profundidad que se agradecen en una obra que perdió inesperadamente a su asset más valioso.

Su villano principal logra encontrar un balance perfecto que rinde tributo al cómic donde fue creado pero al mismo tiempo se adapta a este universo cinematográfico, un antagonista fascinante desde un punto de vista moral, con motivaciones claras, un diseño fantástico, y suficiente tiempo en pantalla como para que logremos conectar con el.

El estilo visual es único, aprovecha los elementos más folklóricos de su premisa y los entremezcla con otros un poco más contemporáneos, se ve acompañado por una banda sonora excelente y Salvo momentos muy concretos tiene un ritmo estupendo.

En el lado negativo se incluyen toda una subtrama que si bien no es negativa, no sirve ningún propósito a los temas de un film que, si no fuera por su existencia, sería totalmente consistente.

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Wakanda Forever es una secuela valiente, con un ritmo serio pero apasionado y una identidad mucho más marcada que cualquier otra cosa que Marvel Studios hubiese producidos estos últimos años, vale la pena aunque una buena porción de su metraje esté de más.