We Need to Talk About Kevin, es una película británica de drama psicológico estrenada el 21 de octubre del 2011. Fue dirigida por Lynne Ramsay basándose en la novela homónima de Lionel Shriver. Fue producida por la BBC Films y distribuida por la Oscilloscope Laboratories. El elenco protagónico estuvo caracterizado por Tilda Swinton como Eva Khatchadourian, John C. Reilly como Franklin Plaskett y Ezra Miller como Kevin Khatchadourian. La música fue realizada por Jonny Greenwood y la fotografía por Seamus McGarvey. El filme tiene una duración de 112 minutos y puede hallarse actualmente en Amazon Prime.

Eva y Franklin son una pareja muy satisfecha con su relación, teniendo una vida armoniosa hasta que un día deciden tener un bebé casi con cuarenta años de edad. Con dudas, deciden tener a Kevin, un niño que desde temprana edad comienza a presentar una personalidad hostil hacia su madre. Sabiendo los problemas de Kevin y manera de ser tan diferente a la de los demás niños, Eva decide mirarlo con extrañeza en vez de buscarle ayuda profesional, más tarde se dará cuenta, que la personalidad de Kevin lo llevará por un camino mucho más aterrador.

La película presenta una naturaleza muy cruda donde la interpretación está a merced de cada quien. La secuencia está bien hecha y la directora hace un gran trabajo en presentarnos dos escenarios: uno donde los sucesos ya ocurrieron y el otro donde nos guiarán hacia ellos. Para darnos una mejor percepción, Ramsay utiliza imágenes sugestivas en las que está presente el color rojo. Al principio de la película veremos a Eva en un festival de tomates en España, bañada con jugo de tomate y suspendida en el aire feliz por un grupo de personas haciendo con su cuerpo la pose de la crucifixión; un elemento que nos revela el terrible calvario que la protagonista sufrirá.

El color rojo puede representar dos cosas: La muerte y el amor, y en estos dos elementos podemos encontrarlos en la película. Sin muchos spoilers, solo diré que hay que estar atentos a estos detalles, y no solo a la trama que también es importante pero el juego psicológico que se nos presenta también.

Me gustó como estaba equilibrado el uso de los flashbacks en el filme, dejándonos con dudas y al mismo tiempo metiéndonos lentamente en el contexto hasta averiguar que pasó. Me sentía algo frustrado al principio por no saber porque la película se llamaba así, y comencé a buscar culpables, pero fue mi impaciencia la que no quiso sujetarse como se debe. La trama parece mostrarnos sobre las fallas que existen dentro de un núcleo familiar, o enseñarnos que las tendencias psicópatas de una persona pueden generarse desde muy temprana edad, cualquiera de los dos casos son válidos ya que la película puede observarse objetivamente desde diferentes puntos.

Aquí vemos a Eva; interpretada por Tilda Swinton, una madre que observa a su hijo Kevin con preocupación y miedo, pues al darse cuenta a temprana edad que su hijo es muy diferente a los otros niños, no buscó ayuda profesional y trató de ignorar por completo lo que contemplaba con sus ojos. La verdad es que la interpretación de Swinton ha sido excelente, pues le dio ese toque de fuerza y a la vez vulnerabilidad al personaje, llevándonos paulatinamente con sus expresiones y diálogos al meollo de la historia.

Franklin; el padre de Kevin, representa al típico adulto que cree tener una familia perfecta, ignorando las inquietudes de Eva sobre Kevin y cobijándose en que solo son cosas de ella y que su hijo está bien. Este pensamiento es típico en las personas en general, ya que es más cómodo creer que todo está perfecto en lugar de escuchar y buscar una solución. John C. Reilly como Franklin, no tiene mucho protagonismo en la historia, sin embargo sus acciones hacen mucho peso dentro de la trama. Luego tenemos a Kevin, el pequeño niño problema con una tendencia experta a manipular ya a temprana edad. El personaje de Kevin adolescente es interpretado por Ezra Miller, ese chico andrógino que nos muestra miradas de rencor y frialdad. A medida que la historia va en secuencia, nos preguntamos sobre la personalidad retorcida de Kevin: ¿Es posible que sus padres hayan fallado por no darle la atención que Kevin merecía de pequeño? Ciertamente, no lo creo.

En la película, vemos como Eva es una buena madre con Kevin, se preocupa por él y limpia sus porquerías, intenta crear un vínculo amoroso con el niño pero él no lo permite. Ante su madre es hostil y ante su padre presenta una personalidad de niño bueno, esto quizás se deba a que Kevin solo ha creado este vínculo amoroso con su padre por alguna razón aparente, dejando a su madre a un lado y viéndola como una amenaza. Esto también roza en lo incestuoso o quizás profundiza mucho en ello, la verdad que es un aspecto que no logro conectar muy bien pero es muy posible lo segundo.

We Need to Talk About Kevin, es un drama que te hará cuestionar si la ausencia de bondad de una persona puede manifestarse a partir del nacimiento. La sociedad también estigmatiza a los padres por los actos de los hijos, y ese es otro aspecto que nos presenta este filme tan duramente presentado. Aquí vemos una familia que parece la típica, pero dentro de ella se encuentra la semilla del mal. Nunca supe al final si Eva sentía amor por Kevin o era la culpa de no ayudarlo a tiempo, pero el filme magistralmente deja a nuestra merced dicha incógnita para terminarlo con broche de oro.